TRAUMATISMOS DEL RAQUIS
Es fundamental preguntar sobre cómo se produjo el traumatismo para llegar a un diagnóstico lo más certero posible.
Cuando se trata de un choque frontal violento, existe la posibilidad de una hiperextensión.
El raquis dorso-lumbar representa el lugar donde asientan la mayoría de las fracturas de columna, más particularmente en las vértebras desde D12 a L2.
También son las lesiones medulares las que traducen la gravedad de la lesión.
Mecanismos: son tres los principales.
– La hiperflexión por aplastamiento: como se produce en el transcurso de los hundimientos.
– La hiperpresión directa de los cuerpos vertebrales, los unos contra los otros. De ello resulta un apilamiento o un estallido de algunos de estos cuerpos vertebrales.
– El choque de atrás hacia delante sobre la parte superior del raquis, que se encuentra desplazado hacia delante realizando un cizallamiento o una luxación-fractura.
Las lesiones anatómicas se pueden clasificar en tres tipos:
– Fractura-acuñamiento: donde el platillo vertebral se aplana, y donde la vértebra puede tomar un aspecto cuneiforme.
– Fractura conminuta: con fractura múltiple de una vértebra sobre la otra.
– Fractura luxación: donde el cuerpo vertebral está luxado hacia delante, acompañado de todo el raquis suprayacente.
En estos dos últimos casos, puede asociarse una lesión del disco intervertebral.
Consecuencias fisiopatológicas:
Sobre la vascularización de la médula, son las mismas que las descritas a nivel cervical. Pero hay que tener en cuenta que en la región cervical la vascularización es abundante, así como en las metámeras superiores de la región torácica, dependientes de las ramas de las arterias intercostales no lo es y pueden ser fácilmente lesionadas en el traumatismo. Los segmentos de la médula situados entre D1 y D4, son particularmente vulnerables al choque; L1 también es vulnerable por la misma causa, tiene una vascularización más pobre. En estos dos niveles, las consecuencias neurológicas serán frecuentes y severas.
Consecuencias clínicas:
Las consecuencias clínicas de esta pérdida de función neurológica, se traducirán por una paraplejia blanda; por lo tanto un examen neurológico detallado dará una información precisa del nivel de los trastornos motores y sensitivos.
Es esencial determinar si la paraplejia es completa o incompleta. En este último caso, una fijación quirúrgica con o sin descompresión, tiene como meta dar al lesionado más posibilidades en su recuperación.
En caso de apilamiento poco importante y de lesión estable, los métodos no cruentos son suficientes.
Estos dos niveles de lesiones raquídeas se oponen por lo tanto a su vascularización, rica en un caso, pobre en el otro. La gravedad de sus consecuencias: tetraplejia a nivel cervical, paraplejia a nivel dorso-lumbar. Sus posibilidades de recuperación: notable a nivel cervical, nulas en las zonas D1-D4 y L1.
DISFUNCIONES SOMÁTICAS
Si una persona sostiene un peso, éste tiende a aumentar la lordosis lumbar de tal manera, que el psoas iliaco se ve favorecido en su acción aumentando esa lordosis. Esta situación hace que se contraigan los músculos recto anterior del abdomen, glúteos (sobre todo el mayor), isquiotibiales y paravertebrales, para equilibrar la postura.
D12 – L1 es una zona muy importante que se manipula una vez en todos los pacientes, es la llave de todos los problemas de la región torácica baja y de las cruralgias. En ellas existe además otra llave, la pelvis.
Existen varias posibilidades de disfunción a este nivel:
– ERS,
– FRS
– Flexión bilateral
– Extensión bilateral (o disfunción de anterioridad); son muy frecuentes y se ponen en evidencia al observar una zona plana en la región, durante la flexión del tronco.
Las inserciones de músculos muy importantes, como el psoas, cuadrado lumbar y diafragma, explican las lesiones a este nivel.
Cuando se realiza una flexión o extensión del tronco, la médula y el saco dural se mueven a nivel de toda la columna, más a nivel cervical. Existen dos niveles donde el canal medular es más estrecho: T9 y T12. Esto quiere decir que en la ante-flexión de tronco, existe de una manera natural una tensión del saco dural y si hubiera una subluxación de estas vértebras o una disfunción de anterioridad, el saco dural sería empujado hacia delante, poniendo en tensión las raíces que están por debajo. Si hay una ciática que duele al hacer ante-flexión de cuello y de tronco, se debe verificar T9, T12 y C3. La manipulación de estos niveles, permite disminuir la puesta en tensión a nivel de la hernia discal.
T12 – L1 es una zona con mayor posibilidad de encontrar hipomovilidades, creando hipermovilidades a nivel de D7, D8 y L3, constituyéndose en un punto de pasaje obligatorio para el tratamiento.
No sólo habrá que tratar T12, sino también cuadrado lumbar, psoas y diafragma, y costillas bajas (11 y 12)
Otro músculo importante es el serrato menor posteroinferior, que se inserta a nivel de las vértebras torácicas bajas, sus costillas y también en L1, por lo tanto si existe DISFUNCIÓN de T12 habrá también DISFUNCIÓN costal baja.
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CUADRADO LUMBAR
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Este músculo tiene tres haces: anterior, medio y posterior. Cuando hay tensión en él, el paciente puede presentar dolores en la nalga, cadera y sobre D12-L1, que son zonas de dolor referido específica de este músculo.
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SERRATO MENOR POSTERO INFERIOR
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Es un músculo que está afectado en caso de lumbago alto de D12 – L1. El paciente siente un dolor muy fuerte a este nivel, con una actitud antálgica en flexión. Muy raramente se presenta en una hernia discal.
También hay dolor del lado espasmado y puntos trigger en las costillas bajas, 4 ó 5 cm. hacia fuera de la transversa de la vértebra.
Bibliografia: Algias del raquis Lumbar. Francoise Ricard. Panamericana.